miércoles, 29 de junio de 2011

A tragarse este sapo

Tengo una cosa en el buche que no puedo digerir y, tal vez, algún debate o algún consejo de Uds. pueda disolver ese bolo y por fin pueda tragar el sapo.

(El descenso tiene miles de razones, muchos culpables, ningún resposable... ok, es otro debate. El dolor, la pena, la virginidad rota, lo que ya nunca va a volver a ser... ok, es otra cosa también. Recomiendo el post anterior a este que es muy, pero muy bueno.)


River ya descendió. Somos vampiros, ya nos mordieron con ese veneno del descenso, ahora, no le tengo miedo a ninguna otra desgracia porque somos la vergüenza. Y aunque siempre se puede estar peor, prefiero tener esperanzas en que vamos a empezar a mejorar, de algún modo.


Al tren de la esperanza, me subí en la estación del entusiasmo. Me había entusiasmado, seguramente como mecanismo de defensa ante la desgracia, con ir a la cancha todos los partidos que River juegue de local (porque de visitante no te dejan ir),me había entusiasmado con ver la cancha llena de alegría después de la tristeza, me había entusiasmado con la idea de resurgir agigantado. También entusiasmé a varios amigos fanas de River, que se hicieran socios, que apoyemos, que fuéramos juntos a la cancha.


Incondicionalmente.


Pero... no, me quieren cortar la piernas (qué lástima de Diego no es de River, las declaraciones que se perdió la humanidad). El sapo que no me quiero tragar ahora es el tema de la pena impuesta por los disturbios causados con posterioridad al descenso.


El análisis que hago es el siguiente:

Se sabía que iba a haber quilombo, se intentó jugar sin público después de lo que pasó en Córdoba. Se armó un dispositivo (que nunca funciona, ni funcionará) con 2500 policías. La indicación de jugar igual con público a pesar de saber que iba a haber lio fue del comité de seguridad. La cantidad de policías fue determinada por el comité de seguridad, obligando a River a hacerse cargo de los costos. La distribución, organización y demás detalles de la seguridad está a cargo de la Policía Federal contratada a tal efecto.


Ahora, lo platos rotos los paga el club y la afición riverplatense. Fíjense que no digo hinchada, la afición es un término más amplio y dentro de la afición la hinchada es una minoría. La barra brava, a su vez es una minoría dentro de la hinchada, los revoltosos, un grupo más diminuto aún.

Y cuando digo afición, me refiero al que palpita cada partido y sufre o festeja.  Mi hermano, por ejemplo, que vive en Catamarca, que tendrá que ver con todo esto. Y tantos otros. El papá de Rolando que está triste, mi primo que vive en Bélgica, 6 millones de etcéteras.

Yo soy un ingenuo terrible, seguramente. El análisis mio es muy liviano, pero si profundizo capaz que encuentro más razones para sentirme así. Porque no entiendo por qué ahora el comité de seguridad dice que va a suspender a River de local por 20 partidos y con la quita de puntos, si los que fallaron en el operativo fueron ellos, porque lo armaron ellos como les pareció a ellos. Y River cumplió lo que le pidieron hacer.

Si, además, los policías no se gastan en identificar o detener y someter a la justicia a los que hicieron desmanes. Porque los que rompieron cosas son personas de carne y hueso, no fantasmas que representan a River. Son desequilibrados mentales que viven en nuestra sociedad, que tiene sus problemas y son extra futbolísticos. Y pretenden hacer responsable a River, en este caso, parece.


No entiendo.

Se me vienen a la cabeza estos ejemplos:

Es como si en la época de los saqueos a los supermercados, a alguien se le hubiera ocurrido sancionar al supermercado por no evitar los disturbios que se veían venir.
Es como que la culpa es de la mujer que provoca sólo por existir y no del violador. O la culpa es del fabricante de ropa o de los shampúes que hacen tan linda a la mujer.
Es como que si chocara un borracho, la culpa fuera de las fábricas de vino, o de todas las provincias cuyanas, porque no. O de los hijos del borracho que no hicieron nada para detener a su padre.


Me parece tan absurdo el castigo, como cómodo y pajero, porque es más fácil castigar al club que buscar a los responsables, a las personas que rompieron todo. Sé que son las medidas que se vienen practicando desde que a alguien se le ocurrió esta forma absurda e inútil de reprimir. Es más fácil hacer cualquier cosa que resolver el problema. Y este tipo de castigos ya demostró no tener resultados.

Yo no sé cómo se resuelve el problema, pero castigar al club es como castigar al supermercado, a la mujer o a las provincias cuyanas.


Y no me quiero tragar este sapo. Y no sé cómo hacer para ser escuchado y que alguien me explique por qué me lo tengo que tragar igual.

Abrazo de gol.

lunes, 27 de junio de 2011

Tribuna riverplatense

Bajo este título invitamos a los hinchas a dar sus impresiones sobre LO QUE ESTÁ PASANDO.
Hoy opina Pablo Ingberg.

BiBa RiBer

(La primera vez duele más)

Vamos a perder una virginidad: la de no haber jugado nunca en la B. DeButemos con placer. Hagamos la experiencia. (Con forro, por favor.)

Grandes son los que tienen humildad y entereza para levantarse cuando caen.

Ser hincha del que gana es fácil. Y si es de uno que gana siempre (si se diera), es superficial. Quien no conoce las honduras del dolor no conoce la altura de la alegría.

Yo nací en 1960 y soy hincha de River desde los 3. Tuve que esperar hasta los 15 para verlo campeón. (Espero no esperar tanto para verlo campeón de la B.)

Que caigan los grandes democratiza el fútbol. Que baje un equipo de la Capital y suba uno de otro lado lo federaliza. Así se reparte la riqueza, así las alegrías y las penas. Estemos contentos de haber contribuido a eso con nuestra tristeza de hoy, contribuido a la alegría que reciben otros a cambio. La alegría legítima, no la de los miopes que escupen para arriba y tal vez pronto tengan que limpiarse su propia saliva de la cara.

Aguilar quebró el club. Grondona premió a Aguilar. Barras recibieron su mordida. Ése es el único pasado que merece revisión. Lo demás es anécdota, llorar sobre la leche derramada. Penales que no nos cobraron, algún gol mal anulado y otros fallos en contra: sí; pero eso no explica 3 años de campaña paupérrima, ni un cúmulo de errores propios en el último campeonato: porcentaje de efectividad en situaciones de gol pasmosamente bajo (grandes atacantes y mediocampistas que no aprendieron a embocarle al arco y errarle al arquero); pobreza de juego (habilidosos que no consiguen armar una jugada en equipo más que una vez cada tres partidos); cagazo (grandes defensores y mediocampistas a quienes la pelota les quema en los pies cuando la cosa se pone peliaguda); errores o desgracias pueriles de arqueros o defensores que regalan o se hacen goles o penales; y todo eso en parte por fallas de dirección. Total: sólo anécdotas para el olvido, como en las mejores familias. Son buenos muchachos que tuvieron que atravesar un mal período y todavía van a darnos alegrías. Passarella acaso se confió, no supo estar del todo a la altura, pero agarró una brasa ardiente y todavía puede mantenerla encendida para que el fuego resurja. JJ se mancó al final y habrá cometido errores, pero hizo la mejor campaña de River en los últimos 3 años. No me interesa particularmente que se quede, pero me molesta la injusticia exagerada y morbosa de último momento. Además, fue un jugador extraordinario de mi primer River campeón, igual que Passarella. Tienen parte de responsabilidad, pero no tanta, y ¿de qué sirve seguir desangrándonos por las boludeces del pasado? No se trata de crímenes de lesa humanidad. Hay que construir con lo que hay.

Muchachos riverplatenses: a bajar el penacho del orgullo, a bancarse el dolor con humildad y entereza. Es duro, como si se hubiera muerto un ser querido. Hagámosle el honor, entonces. Apoyemos para que resurja de las cenizas.

Nunca tuve camiseta, porque sería redundante: la llevo impregnada adentro. Pero si tuviera una, en estos días más que nunca la llevaría puesta a todas partes.

lunes, 13 de junio de 2011

Clausura 2011: Vélez Campeón

Fue un campeonato extraño. Y termina de manera anticlimática. Medio una amargura, diría.
Porque Vélez, claramente un equipazo, le ganó de visitante a un Huracán anteúltimo en la tabla y en zona de Promoción. Partido intenso. Pero a puertas cerradas. Estadio vacío. Se escuchaban los celulares, las protestas de jugadores, y el eco de los gritos técnicos.
En el Amalfitani, los hinchas del Fortín deliraban frente a una campo de juego despoblado y una pantalla gigante, mientras su equipazo ganaba y reventaba al Globo. Después tuvieron que esperar dos horas, hasta que jugara Lanús con Argentinos, a ver si daban la vuelta o bancaban una semana más.
En el medio fue el turno del irreconocible River, que no pudo con el Pincha (y hasta zafó, se diría). Terminó 1-1, y volvió a depender del resto. Dejó una imagen preocupante, y cierra de local con el Granate.
De los rivales en el descenso habían ganado Arsenal (1-0 a Colón), All Boys (1-0 a Gimnasia) y Quilmes (2-0 a San Lorenzo). Mientras que Olimpo empató (1-1 con el colero Ñuls) lo mismo que Tigre (0-0 con el Rojo, ya fuera de peligro; lo vi: partido horrible).
Lanús en su cancha fue con todo, pero Argentinos (lucido el arquero Ojeda) lo vacunó, le ganó 1-0 y desató el delirio de Liniers. Los jugadores en la Villa Olímpica y la gente esperándolos en el estadio y en las calles.
Aunque lo más emotivo de la fecha fue la despedida de la Bombonera a Martín Palermo.
Boca, pensando en la Sudamericana enfrentaba a Banfield, volvía Román y el goleador esperaba convertir uno más para superar al choto de Sanfilipo. En la cancha estaba el Diego con Benjamín. La fiesta había empezado más temprano: una caravana acompañó al Nueve desde el hotel hasta el estadio. Era como un partido despedida pero por los puntos. Martín tuvo una casaca especial con el 9 y su nombre en dorado; sus compañeros, un brazalete más informativo que cariñoso: 12-6-2011 / Se va Palermo. El referí, Toia, se lesionó a las 15' pero no quiso perdérsela y esperó hasta el entretiempo para pedir el cambio, y dejarle el lugar a un pibe que debutaba en primera. Boca arrancó mejor en un partido parejo: todos querían el gol de Martín. Pero se puso en ventaja con Colazo, pero hacia el final Luchetti, que a juzgar por su piyama estaría medio dormido, se mandó una cagadita: lo anticiparon en un centro y el cabezazo terminó en la red.
El partido terminó 1-1, con Boca sin clasificar aún, pero siguió la fiesta, con algo de cumpleaños de 15. Conducía Pergolini, le mostraron a Martín unos videos para hacerlo llorar, le pusieron una capa de superhéroe, lo hicieron dar una vuelta de saludo a las tribunas y hasta le regalaron un arco. Fuego artificiales, música de película.Todo emoción, lágrimas y espasmos del pueblo bostero y, parece ser, buena parte de los argentinos. Palermo es de Estudiantes.
Todavía queda una fecha para ver qué pasa con las 2 plazas que quedan para la Sudamericana (entre Arsenal, Argentinos, Racing, Boca, All Boys y River), la Promoción y los descensos (entre River, Olimpo, Tigre, Huracán, Gimnasia y Quilmes).
Por lo pronto, felicidades al Tigre Gareca y su equipazo campeón.


Post Data: Al cierre de esta edición, Racing le ganaba 2-0 de local a Godoy Cruz (otro equipazo), que descontó al final del primer tiempo. Y se lo dio vuelta en el segundo: 3-2. El Tomba, que jugó la Libertadores, les ganó a casi todos los "grandes".