viernes, 16 de octubre de 2009

Que la chupen (y que la sigan chupando)

por Mariano Fiszman

El gran talento de jugador de Maradona todavía brilla a veces en las chispas que salen de su boca. Su arte nos sigue conmoviendo, aunque ya lejos de la magia unificadora de su fútbol con el tiempo haya empezado a aparecer en sus palabras y sus gestos. Hablo de esas frases en las que un gran poder de síntesis reúne verdad, sentimiento, precisión y gracia, y que pronto se transforman en proverbios populares. Son imágenes sencillas que entran rápido y perduran. Muchas veces ni siquiera son inventos de él, sino joyas que estaban a la vista y a la vez ocultas en la lengua, pepas que su boca capta y nos transmite, ¿o el poeta hace otra cosa? (Boca sucia, puede ser, pero sabemos que las malas palabras no existen.) Forman parte de nuestro lenguaje, como algunos versos de canciones populares, algunas máximas peronistas y los latiguillos de nuestros mejores cómicos. Su histrionismo también influye, sino vean con cuánta gracia canyengue suelta ese "vos también la tenés adentro", alza las cejas y toma un trago de la botellita de agua, todo en un segundo. También influye, claro, que cada cosa que él dice y hace es difundida hasta el hartazgo (nuestro y de él, nunca de los medios, que siempre ganaron plata con Maradona), pero eso no alcanza para explicar la empatía. Ahí hay talento y amor.
Creo que más allá del absurdo bombardeo mediático, y a pesar o gracias al escándalo que parece provocarles esta frase a personas y grupos de poder a los que en cambio no los inmuta ninguna de las crueldades que nos lastiman a nosotros, y para quienes cada asomo de justicia siempre es un exabrupto imperdonable o una grosería, "Que la chupen (y que la sigan chupando)" va a seguir ese camino de ida al corazón del lenguaje argentino.

2 comentarios:

  1. Empatía, talento y amor, coincido a pleno.
    El Diego es lo más grande del habla nacional.

    Fernando

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  2. Grandes palabras. Un sentimiento difícil de explicar, lo dejaste bien clarito.

    Trazando un paralelo entre la habilidad dentro y fuera de la cancha, Maradona elude las convenciones sociales y deja absortos a los pacatos de la misma forma que desparramaba defensores y arqueros en el área.

    Con gambetas previsibles y con palabras de cassette hubiera sido un 10 del montón.

    Así, desenfrenado, su magia sigue intacta.

    Hilario.

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