sábado, 31 de octubre de 2009

De visita en La Feliz (Rosario)

Por Daniel A. Liñares

Esto fue la semana pasada cuando jugó Independiente contra Central en Rosario. Yo había ido para allá por motivos que por suerte (sobre todo por el resultado del cotejo) nada tenían que ver con el fútbol, así que estaba medio en otra.
Pero el partido lo vi. Fue medio cualquiera. Parando en el departamento del padre que se fue de viaje de una amiga, a la noche, lleno de gente amiga, todos en otra, siendo felices por el hecho de reunirse, y yo, casi un inadaptado, tirado en la cama matrimonial mirando el partido por canal 7. Había empezado un poco más abajo la cosa: Mirando el partido yo solo en el living lleno de personas a las que el partido no les interesaba tanto como escuchar música (siendo que la música había que ponerla en el reproductor de devedé y escucharla por los parlantes de la tele). Afortunadamente me di cuenta del desequilibrio y propuse a la hija del dueño del departamente buscar una solución, buscar una alternativa. Por internet se ve entrecortado. Pintó la pieza. Durante el partido, cada tanto me evado de mi inexorable destino futbolero y me asomo a la cocina, donde se está cocinando (yo me había ofrecido para secundar la cocción, ofrecimiento que decliné), a ver de qué va la vida de los no televidentes. Daba la impresión de que se estaban comunicando entre ellos. Era lindo verlos. Perdímos nomás, como en la guerra, 2 a 0. Lo positivo que se puede rescatar es que Central es competidor directo de Racing por el descenso, un pobre pero consuelo al fin. Y en lo pragmático, recordando cómo el resultado de cada partido que el Rojo juega y cómo lo juega incíde en el ánimo de la gente de mi barrio, caí en la cuenta de que el resultado me favorecía: Estaba en una ciudad más feliz. Y a la noche pintaba salir...
Eso fue el viernes. Creo que al otro día o al día siguiente jugó Newell’s contra no me acuerdo quién. El sábado. Y también lo vi. Pero de otra manera, más de local, más hinchando por el equipo de la ciudad. Y también en otras circunstancias: En un entretiempo, no en el medio de la farra. Lo vi tirado en el sillón del living, habiéndome asegurado una cerveza para cada tiempo, con la ventana abierta para que el humo del pucho no invadiera el ambiente. Las demás personas que estaban anoche estaban distribuidas por la ciudad de manera amorosa. En una pieza del departamento había una pareja de amigos retozando. Se me cruzó por la mente la idea de que ver el partido de Independiente y Central no había sido una buena elección —pero esto lo pensé porque perdimos—. No me acuerdo ahora bien el desarrollo del partido. Pero me acuerdo que hubo un gol de Newell’s. Lo festejé con puño cerrado, pegándole a un globo imaginario de cumpleaños que flotaba por ahí. Y no va que siento gritos de gol asomados a las ventanas de los departamentos y desde la calle, como cuando yo vivía en un departamento en Avellaneda Centro, o como cuando tenés un vecino que es muy hincha de Boca. Muchas voces a destiempo llenando el aire de la noche. Y vi la ventana abierta, y me asomé como un lobo para gritarle a la luna, pero para gritarle, yo también, hermanado en mi grito, el gol a la noche. Fue un momento muy lindo. Pensé que los hinchas de Newell’s eran más bochincheros, menos “amargos” que los de Central; pero alguien me hizo notar que los de Central habían jugado de local (y por ende habían tenido más posibilidades de ir a verlo a la cancha) y los de Newell’s, jugando de visitantes afuera de su ciudad, habían tenido que refugiarse ante el brillo de los diversos televisores de Rosario, con lo cual su grito estaba más distribuido por la ciudad. Lo cual no quitaba que el grito de gol de un equipo que se pone puntero conlleva más entusiasmo que el grito de un equipo que pelea el descenso. Después me di cuenta de que ese gol que yo había gritado había sido ingeniosamente ilícito, de un bilardismo nunca visto. Pero bueno, Newell’s ganó, y era sábado y pintaba salir a la noche de una ciudad 100% feliz.

3 comentarios:

  1. Notable lo de los gritos de gol, hermosa imagen sonora. Desde mi contrafente puedo confirmar todo lo escrito.
    Fede

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  2. muy buena, tripo, contagia alegría.

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  3. qué linda crónica: fútbol y turismo, un paseo por adentro y por afuera.
    Fernando

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