lunes, 15 de diciembre de 2008

Amargos

Por Daniel A. Liñares

Volvía de lo de Fer, de ver al Rojo por la tele, jugaba en el Gigante de Arroyito, en Rosario. Volvía en bicicleta para mi casa, con la camiseta del Rojo puesta, y me empiezo a cruzar con la gente de Racing, que volvía de la cancha, Racing jugó de local, el partido había terminado en empate media hora antes que el de Independiente.
La cuestión es esa, que me empiezo a cruzar con gente con la camiseta de Racing volviendo de la cancha. Yo tenía tanto para comunicarles como a cualquier otro extraño. No iba a ser yo el que les avisara que si son de Racing se tienen que joder. Me propongo ignorarlos. Pero inevitablemente mi mirada de ciclista se cruza con la mirada de uno que estaba esperando el colectivo. Yo me sonrío, casi con complicidad, casi fraternalmente, como diciendo: "Los dos tenemos una camiseta de fútbol, tenemos mucho en común; pero justo tenemos puesta la camiseta de los equipos opuestos, en otra vida gritaremos un gol juntos (cuando seamos los dos del Rojo, pero esto no se lo dije)", y muestro hacia arriba la palma de mi mano derecha, como diciendo: "¡Qué le vamos a hacer!". Y el imbécil me responde, casi con odio: "¿De qué te reís, la concha de tu madre?"
¿Cuál de los dos es el amargo?

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