lunes, 28 de abril de 2008

Apoyo



Jujuy. Sábado. Tacita de Plata. Treinta del segundo tiempo. El Lobo local caía dos a uno frente a Independiente y hacía méritos para empatar, pero el nerviosismo de sus pobres jugadores hacía que cometieran errores guarangos y desperdiciaran varias oportunidades de convertir.


A pesar de todo, la sufrida tribuna donde se podían leer banderas como “Apunado por tu locura”, “Preso de tu ilusión” o “De la cuna a la muerte”, se dejaba contagiar por el entusiasmo de su equipo y se ilusionaba con el empate que los sacara de la zona de descenso. Un representante de la hinchada, un hurso de pelo largo atado y evidentes panza y borrachera, entró lo más campante al terreno de juego, con una bandera, para transmitirles ánimo a sus jugadores.

El árbitro Lunatti tocó pito llamando a la policía que, no menos pesada que el simpatizante, lo corrió a tranco lento desde el círculo central hasta el arco de Assman, donde el grandote, aburrido de la carrerita, se dejó caer y fue apresado. Después, a los golpes, lo sacaron de la escena. Imagínense las barbaridades que hubo que escuchar de boca de relator y comentarista.

Gordo, yo entiendo tu gesto y me solidarizo, pero la próxima te recomiendo que entrés en pelotas con un cartel ecologista como hacen en las grandes ligas: vas a ver que te pegan menos la policía de uniforme que está en la cancha y la de traje que está en las cabinas.

Fernando Aíta

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