martes, 12 de mayo de 2009

La resistencia

por Mariano Fiszman


Circulan versiones sobre la existencia de una organización clandestina vinculada al fútbol. Aparentemente no se trataría de una red de apostadores, ni de hinchas violentos, ni de una confabulación ambiciosa entre futuros dirigentes, sino de un grupo de personas que adoran este juego y sufren viéndolo degradarse.
Según las informaciones, su único objetivo sería seguir gozando del juego a toda costa, a pesar de que un análisis objetivo de la situación les habría demostrado que el goce del fútbol ya es una causa perdida, y que a medida que pase el tiempo su decadencia se hará cada vez más grotesca. Rechazando su comercialización exagerada, su uso como espectáculo embrutecedor y la pobreza técnica, estética y emocional que lo invaden, sus integrantes se limitarían a jugar picados con amigos. Cada tanto visitarían una cancha para ver, ya no a sus clubes, considerando que la defensa a ultranza de los propios colores condujo a la histeria destructiva actual, sino a los pocos jugadores que los alegran, tan aislados en el campo de juego como ellos en el mundo, tan presionados por el mal gusto de rivales, compañeros, hinchas, técnicos y dirigentes como la sociedad por los medios que propagan imágenes del horror disfrazándolas de emotivas y simpáticas. Pondrían los relatos deportivos radiales como fondo para dormir la siesta o mientras realizan tareas de bricolaje en sus hogares, verían los partidos oficiales sin sonido mientras escuchan desde Rachmaninov hasta Eminem a todo volumen, y usarían los suplementos deportivos del diario para juntar yerba usada, excrementos de perros y gatos, y para limpiar las parrillas antes de poner la carne.
Fuentes confiables indican que la cantidad creciente de clandestinos sería insignificante dentro del padrón global de espectadores, y harto incapaces de afectar en lo más mínimo el buen funcionamiento del negocio. Tampoco habría que temer acciones concretas de su parte.

Reporte de Simona Simeone Márquez para Macri Free Press International, Buenos Aires, 31/4/1984 bis.

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